Capítulo XI: El chirriar del tiempo




Tarkión comenzaba a ponerse nervioso en su despacho. Cada paso, cada respiración y cada latido sonaba sordo y amortiguado como un golpe a traves de paredes de madera. Llevaba varios días sin dormir, terminando de ultimar los detalles de su plan. Como jugador de ajedrez, llevaba años esperando este momento, había previsto hasta el más mínimo detalle.

El aire se había vuelto denso, cada vuelta de talón para seguir con el paseo se hacía cada vez más larga y el tiempo parecía ir deteníendose lentamente en aquel cuarto donde apenas entraba la luz de la calle. De pronto, un traspiés le hace perder la verticalidad y cae de bruces contra la moqueta.

Oh vaya... que golpe más estúpido ¿no crees?

Tarkión se sobresaltó. ¿Acaso había hablado alguien? ¿Era posible que hubiera alguien escondido entre aquellas cuatro paredes y su presencia hubiera sido pasada por alto hasta entonces?

-¡Muéstrate! - gritó - ¡Muéstrate para que pueda verte!

Difícilmente podría hacerlo, Tarkión. No soy más que un subproducto de tu mente, fruto de tus incansables noches planeando tu trama. Pero permíteme corregirla, tiene varios puntos flacos...

-¡Silencio! El plan ha sido trazado a la perfección, no existe ningún punto débil.

¿Ninguno? ¿Y qué me dices del chico? ¿O es que acaso se te ha olvidado que hoy hace cinco años que lo liberaste y desde entonces no lo has vuelto a ver? No, imposible, tu eres demasiado inteligente como para pasarlo por alto... ¿Entonces por qué no ha aparecido?

-Aparecerá, estoy seguro. Tiene demasiadas preguntas como para quedarse de brazos cruzados, sabiendo que yo soy quien tiene las respuestas.

¿Realmente las tienes? ¿O es lo que esperas que él crea en su loca inconsciencia venir a buscarte aquí, a tu gran fortaleza en busca de sus inquietudes?

-!Oh cállate! - gritó con furia arrojando un vaso hacia el lugar de donde, creía, provenía la voz.

Pobre Tarkión, ya hablando sólo y luchando contra sus propios fantasmas... Ya no eres tan joven como antaño ¿verdad? ¿Cuántos años han pasado ya a traves de tus ojos? Aunque tu hayas perdido la cuenta yo la recuerdo perfectamente, y son demasiados incluso para alguien con tanto vigor como tú lo fuiste. Pronto, amigo, verás florecer los síntomas de la vejez en tu cuerpo. Por algún motivo que incluso tu conciencia misma llega a desconocer, te has mantenido joven durante décadas, sin apenas cambio. Pero ahora... acércate al espejo, por favor.

Se acercó lentamente, dando pasos cortos y sonoros, al espejo de su armario. Los rayos de luz entrantes de la persiana chocaban contra su rostro, definiendo su cara. Cada paso le acercaba más a la verdad que durante tanto tiempo se había negado. Otro paso más, y un último rayo le sirvió para hacerse la imagen de su propia cara.

Hacía años que no se miraba en un espejo. Por las sienes habían hecho aparición unos blancos mechones que iban recorriendo toda la cabeza, como si envejeciera de golpe todos los años que no había visto su cara. Su rostro perdió firmeza, su boca quedó torcida, y hasta su barba había quedado gris. Los ojos, verdes como jade en otro tiempo, se habían apagado a un color oscuro como la noche.

De repente se vió sin fuerzas. Pesadamente se dejó caer sobre su sillón, mientras su voz le seguía hablando.

Has recorrido un largo trayecto hasta aquí Tarkión... ¿Acaso pensabas que los años no pasarían en balde por tu carne? Pero no temas, aún te queda mucha vida por delante. Esto ha sido sólo un aviso, de que quizá debas empezar a pensar en que no puedes controlarlo todo. Porque al igual que el tiempo fluye y causa estragos en las personas, plantas y hasta en el planeta mismo, nuestro chico puede encontrar las respuestas fluyendo a través de su propio camino. Ahora descansa, es duro encontrarse contigo mismo derrotado por las agujas del reloj.

¡Pero míralo! Ahí lo tenemos a nuestro pequeño amigo mecánico, marcando el ritmo de nuestras vidas. Asómate a la ventana y obsérvalo ahí tan quieto y a la vez vivo. Pues esto además es un recordatorio de que pronto será momento de lanzar otro artefacto... y esta vez el daño causado puede ser incluso superior a la gran inundación.

He de irme, pero volveré a visitarte en sueños. Por ahora descansa, ya has hecho todo cuanto has podido Tarkión, ya no tienes cartas en esta partida de póker.


Tarkión cerró los ojos, hasta que súbitamente fue despertado por la alarma de la ciudad. Su ayudante entró en su despacho, con un gran nerviosismo.

-¿Qué ha pasado? -preguntó con calma.

-Señor... alguien acaba de entrar en los muros...






Ante todo, dar las gracias a quienes hayáis llegado hasta aquí leyendo mi novela. La imagen ha sido extraída de deviantart, por recomendación de mi chica. El texto ha cambiado varias veces durante estas semanas, porque he ido puliendo algunos aspectos, quería tratar de plasmar mi concepto de tiempo y realidad, lo cual lleva tiempo (valga la redundancia).

A todos y cada uno, gracias. En especial a Dani por darme la brasa con sus prisas por leerla y por querer que la ponga en copyleft, y a Elisa por aguantarme los momentos en los que estaba escribiendo por el msn.

2 comentarios:

Zeros dijo...

De nada, pero veo que aun no lo has hecho. -.-

Y si te doy la brasa es, sobre todo, porque continúes la novela, que el ritmo es desesperadamente lento. No me extraña que Tarkión haya envejecido de repente... :P

Ánimo.

Jan dijo...

Cómemela liante xd

La cosa consistía en cómo se puede envejecer y no percatarse de ello si creemos seguir con la misma imagen de hace años. Luego cuando ves la realidad pues te pegas el planchazo (todo esto viene a que estoy pillando kilos y me salieron varias canas el otro día XD)